En las últimas semanas se han acumulado muchos temas de importancia en las manos del Gobierno, mientras las comunidades demandan acción de parte de las autoridades.
Talvez las prioridades gubernamentales no les dejan tiempo a las autoridades para atender las necesidades de las comunidades menos influyentes, y como la gente más sencilla siente que nadie la escucha toma el camino más expedido para hacerse oír: es el de las protestas callejeras.
Es lo que ha pasado en el barrio Capotillo, en el Distrito Nacional, la pasada semana. Allí se protestó por los apagones y la respuesta del Gobierno fue enviar agentes policiales a reprimir a la población. Dos jóvenes murieron a manos de la Policía, Carlos Valentín, de 24 años, y Miguel Ángel Encarnación, un niño de apenas 13 años.
La brutalidad de la policía al enfrentar este tipo de protestas es inveterada, pero la decisión del Gobierno es más que reprochable: no atender a la demanda y hacer frente al reclamo con los recursos represivos del Estado.
En varias comunidades de Santiago ha pasado lo mismo en las últimas semanas, y en Bonao se inicia este martes una paralización general de actividades, en reclamo por la intensidad de los apagones y la precaria calidad del agua que recibe esa comunidad.
De nada valió la mediación que intentaron el lunes los representantes la presidencia de la República, en la persona de Rafael Pérez Modesto, el secretario de Obras Públicas, ingeniero Víctor Díaz Rúa, el director del INAPA, ingeniero Mariano Germán, y el jefe de la Policía Nacional, mayor general Rafael Guillermo Guzmán Fermín.
Una lectura de estos hechos, no precisamente la más edificante, podría ser que cualquier comunidad o sector social que necesite ser escuchado debe lanzarse a protestar, y si es posible crear el caos y provocar tensiones, pues de otra manera el Gobierno no moverá un dedo.
Capotillo, en Santo Domingo, sigue atento a un nuevo reclamo: que haya justicia frente a las dos personas asesinadas. Y están pendientes de que haya una reducción de los apagones, la razón original de su protesta.
Mientras tanto, el vicepresidente ejecutivo de la empresa eléctrica estatal, ingeniero Radhamés Segura, acaba de retornar al país luego de un viaje de varios días junto al presidente de la República. En su ausencia se produjo un apagón general y se incrementó la crisis de energía por la salida de varias plantas generadoras, por problemas financieros o técnicos.
A veces no se sabe la causa real de la salida de las plantas, pues las excusas dan para todo, incluso para evadir responsabilidades con una buena dosis de cinismo.
El Gobierno estatizó la distribución y el cobro de la electricidad. Es un problema de Estado, que arrastra a muchos otros asuntos, a los cuales el Presidente y su equipo, en las proximidades del primer cumpleaños del presente período gubernamental, deben atender con premura.
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