
La puesta en retiro, por antigüedad en el servicio del general de brigada Juan Tomás Taveras, de la Policía Nacional, es una pérdida para la institución policial, para el Estado y para la sociedad, que desde hace años aspira a una entidad de protección de la seguridad ciudadana más profesionalizada y dispuesta al diálogo.
En los 27 años que llevaba en la Policía el general Taveras acumuló una experiencia provechosa, había estudiado las debilidades y fortalezas de su institución y fue parte de los debates sobre el rumbo que debía seguir la reforma policial. Allí tuvo agrios debates con el secretario de Interior y Policía, Franklin Almeyda Rancier.
La inversión realizada por el Estado en la formación de un recurso de la trascendencia de Juan Tomás Taveras Rodríguez fue cuantiosa, tanto en cursos locales e internacionales, así como en la formación que procuró el oficial en su tiempo libre, licenciándose en comunicación social y en derecho. Además de diplomado de la Academia de la propia Policía Nacional.
Asumió el riesgo de escribir, en una entidad de ágrafos, y publicar su libro “Redefinición del rol policial” en uno de los momentos de mayor crisis de la sociedad, y en ello contó con la aprobación del presidente Fernández, quien asistió a la puesta en circulación.
El decreto de su puesta en retiro se elaboró y publicó en ausencia del presidente, aunque hay que suponer que con su consentimiento. Su puesta en retiro luce una medida drástica, que busca asegurar que la verticalidad de la Policía está intacta, como en los viejos tiempos, y no deja dudas de que tiene el aval de los secretarios de Interior y Policía y las Fuerzas Armadas, que habían acumulado tensiones con el oficial de 46 años.
¿”Antigüedad en el servicio”? Aunque es poco creíble, ese es el eufemismo que se utilizó en la elaboración del decreto 501-09, para enviar a Taveras Rodríguez a su casa. La decisión luce definitiva, por más reflexivo que quiera ser el presidente Fernández a su regreso. No obstante, con ella se está matando la iniciativa liberal, que es necesaria, en la Policía, y se está cayendo precisamente en el error que señaló en su artículo el oficial castigado.
La Policía Nacional está en la obligación de reafirmar su rol como ente de protección de la ciudadanía, como entidad civil, alejada de las prácticas militares heredadas de la cultura trujillista de asignar funciones políticas a la Policía. Ese cambio, para ponerla al completo servicio de la sociedad, es una deuda que deberá pagarse más temprano que tarde.
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Buenos Dias Nagua se reserva el derecho de publicar comentarios que contengan palabras no apropiadas y/o frases denigrantes por razones de raza, sexo, religion entre otras.
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.