El tema de la corrupción está en primera plana. Se ha convertido nuevamente en el centro del debate a raíz de las denuncias de los últimos escándalos de corrupción cometidos por funcionarios del gobierno central, hechas públicas por las periodistas Nuria Piera y Alicia Ortega, fundamentalmente las relacionadas contra las sobrevaluadas obras en el INDRHI y cuyo máximo responsable es el Ing. Héctor Rodríguez Pimentel y los actos de corrupción del anterior y destituido jefe del PRA, así como la correspondiente al Vicepresidente Ejecutivo de la CDEEE, Ing. Radhamés Segura, relacionada a la gran cantidad de botellas (bajo el título de ¨Asesores¨ ), los nombramientos de más de 42 familiares directos, la contratación de empresas de su propiedad, utilizando tráficos de influencias y privilegio de información, entre otras irregularidades.
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Es en este escenario que un conjunto de organizaciones, proyectos políticos y sectores sociales, han lanzado una campaña enfocando una ofensiva contra la corrupción, pero centralizada en las consignas: ¨Castigo a la corrupción¨, “Destitución de Radhamés Segura¨ o ¨Acaba con la corrupción, las botellas al zafacón¨.
En ese camino, pero con otro caso, se inscribe el paso dado por el Movimiento Cívico ¨Toy Jarto, Pero Creo en Mí País¨, el cual ha sometido, por alegada corrupción al Secretario Administrativo de la Presidencia, Luis Manuel Bonetti, y al artista plástico Dionisio Blanco.
La dictadura de Trujillo se sustentó en el crimen y la corrupción, y tras su derrocamiento en 1961, para señalar una fecha, con la excepción del gobierno del profesor Juan Bosch y el gobierno del Comandante Caamaño durante la guerra de Abril del 1965, las arcas del Estado han seguido siendo saqueadas por las diferentes administraciones que ha tenido el país en los últimos 48 años. Obviamente, con la complicidad e impunidad de los distintos presidentes y organismos que estaban y están llamados a combatir y condenar la corrupción.
El maestro de todos estos actos de corrupción lo fue el tristemente recordado Joaquín Balaguer, (el cual durante sus primeros 12 sangrientos años, fueron asesinadas gran parte de lo mejor de la juventud democrática y revolucionaria del país).
La corrupción tuvo diferentes expresiones: Parte de sus funcionarios se adueñaban de importantes cantidades de los apartamentos construidos para ser entregados a las personas que lo necesitaban, generales y oficiales de importancia acumularon grandes fortunas y grandes porciones de tierras, difíciles de justificar en una investigación seria; desde las distintas posiciones en las instituciones del Estado, por medio de las compras, acumularon importantes fortunas, difíciles de justificar en una investigación profunda; sumas importantes de cheques se quedaban en instituciones del Estado sin ser retirados por sus destinatarios y nunca eran reintegrados a la Tesorería de la nación por el o la funcionaria responsable de tal institución.
Es el mismo presidente que en un mea culpa, y reconociendo la existencia de la corrupción tan amplia en sus gobiernos, llegó a decir que ésta sólo se detenía en la puerta de su despacho y que en su segundo período se crearon unos 300 nuevos millonarios. Pero justificó esos robos llamándolos “indelicadezas” de sus funcionarios.
Derrotado Balaguer por el pueblo en el 1978 y ascendido al poder el PRD, la corrupción en unos casos, según diversas informaciones, fue parte de las razones que condujo al suicidio del presidente Don Antonio Guzmán; mientras que la corrupción, no sólo no se detuvo, sino que, fue tan evidente durante el gobierno de Jorge Blanco que, no sólo éste, sino, su Secretario de Estado de las FFAA, Cuervo Gómez, terminaron condenados por 20 años de cárcel, aunque apelaron la sentencia y varios años después, al llegar al poder Hipólito Mejía, optó por retirar los cargos, lo que hizo que fueran finalmente descargados. Amén de los funcionarios que tuvieron que salir huyendo, vestidos de mujer, unos, y otros con el rostro modificado para no ser identificados.
El primer gobierno del presidente Leonel Fernández fue tan desastroso y tan corrupto que, bastaron 4 años para que el pueblo lo expulsara del poder, frustrado y engañado; lo que generó un voto contra Leonel Fernández y Danilo Medina, ganando la presidencia Hipólito Mejía.
La elección y ensayo del pueblo no pudo ser más perjudicial. El gobierno de Hipólito fue una desgracia para el pais; peor que el del PLD-Leonel en su época; pareceria ser que competian por cual ser más negativo para la nación. Aún cuando lo que hizo fue repetir el mismo esquema de corrupción que se venía arrastrando desde los gobiernos balagueritas.
Y en el período 2004-2008 el PLD incurrió en peores actos de corrupción. ¿Y en el presente gobierno del PLD-Leonel, 2008-2012, de cual apenas llevamos un año? La corrupción ha crecido como nunca antes: denuncias por doquier, repiten el mismo esquema de enriquecimiento de hace 48 años.
Es obvio que hay funcionarios que han declarado fortunas que, 8 años atrás, o 4 años atrás, nunca las pudieron siquiera imaginar. A todas estas denuncias de corrupción, varias autoridades del gobierno central, incluido el presidente, tratan de bloquearla dando un trato irresponsable, diciendo que, más que corrupción, son acciones que “no están bien, pero no son corrupción” (copiando del maestro de maestro de la corrupción y el crimen: Balaguer); habla de comportamientos cuestionables en el manejo de la cosa pública, pero no de corrupción.
¿Qué ha significado todos estos actos de corrupción y enriquecimientos ilícitos que han protegido las élites, tanto de los balagueritas, como del PRD y PLD a través de estos últimos 48 años?
Pues han convertido cada acto de corrupción en cada gobierno o período de gobierno, en actos de corrupción de carácter coyuntural, con toda la impunidad que ha significado. Tratando de borrar la memoria histórica del pueblo; y por tanto, el partido con mayor ventaja de la oposición de turno, (una vez los balagueritas, otra el PRD o el PLD), con su maquinaria publicitaria y propagandística, se las ha arreglado para sacarle ventaja y sirva de acumulación de fuerzas para el próximo torneo electoral y así sucesivamente.
En ese juego, y yo diría, error político, han caído los diferentes sectores que sí tienen un sincero cuestionamiento a los actos de corrupción de todos los gobiernos y se plantean de manera sana un cuestionamiento a los mismos.
Creo que, ese error se debe a que no se ha podido vincular la lucha contra la corrupción a la construcción de otro modelo de sociedad, ya que este está agotado, debido a que gran parte de personas que denuncian la corrupción, probablemente con toda buena fe, entiende que lo que falta es voluntad política para que se apliquen las normas anticorrupción.
No han comprendido que la corrupción forma parte de un modo operandi de acumulación originaria de capital que los sectores y grupos de poder han impulsado e impuesto.
De ahí que, la lucha contra la corrupción, fundamentalmente de los sectores que están planteando la necesidad de una sociedad alternativa a esta, debe ser aprovechada para que cada acto de corrupción cometido en una determinada coyuntura, sea vista por la población como el producto de una forma de dirigir el Estado que debe ser derrotado, el cual está representado en la lógica de quienes han conducido este país. Llámese PLD, PRD o los balagueritas.
Una prueba del mismo, es la posición asumida por Miguel Vargas en esta semana, a propósito del pedido de renuncia a todos los funcionarios hecha por Vincho Castillo, cuando este dijo: ¨El problema no es que renuncien los funcionarios, sino que el gobierno no ha sabido gobernar¨. Ellos sí están claros.
De ahí que, toda lucha contra la corrupcion debe estar articulada a una mision estrategica de construccion del modelo de sociedad que se quiere o esta construyendo para que sirva de escuela, tanto a quienes hemos asumido este compromiso, como a las futuras generaciones.