Refundemos la República

La dilapidación del erario publico, la falta de visión y la negativa al cambio que ha primado en los grupos y clases gobernantes desde que el Estado independiente surgió en 1844 y, con posterioridad a la guerra que conllevó a la restauración de nuestra República, ha sido la cosecha que hemos tenido de la mala semilla sembrada por la falta de práctica de los principios Duartianos, de los ideales trinitarios que sustentaron nuestra independencia y de los nobles propósitos restauradores que conllevaron a la consolidación de nuestra nación.

El estado de degeneración moral y la crisis de valores que nos ha avasallado y que se han tornado aún mas preocupantes en nuestros tiempos, reclaman a todos los dominicanos y a las dominicanas fomentar en el ámbito de los estamentos del Estado la vocación de bien y real amor por la patria por el que lucharon Juan Pablo Duarte, los propulsores de nuestra independencia y quienes tuvieron la labor de restaurar nuestra nación como libre, soberana e independiente.

Estamos obligados a asumir el referido rumbo, para evitar los perjudiciales resultados que ha arrojado el hecho de que núcleos determinantes de nuestra clase gobernante y dirigencia política se han dejado atrapar por antivalores que les han colocado en contraposición radical a los principios que sustentaron y dieron razón de ser al nacimiento de nuestra República.

Debemos pues entrar en sintonía con estos postulados, para lograr una nación realmente independiente, y para erradicar los gravísimos males que ha engendrado la injusta apropiación de su patrimonio para el beneficio de determinadas familias y personas, dando un verdadero significado a lo que implica el lema que germinó y sustentó nuestro Estado: "Dios, Patria y Libertad",

A tales propósitos, requerimos lograr propulsar una profunda y eficaz renovación de nuestros liderazgos y de nuestras entidades políticas teniendo por soporte la integridad moral indoblegable y el nacionalismo vertical que engendró los principios e ideales de Duarte, de los trinitarios y los restauradores.

Nuestro norte debe ser proponernos sin mas dilación un cambio de mentalidad en nuestros partidos con la formación y promoción de nuevos lideres sustentados en tan puros y nobles ideales democráticos, morales y cívicos, para así lograr la justicia social que requerimos para alcanzar un auténtico progreso y desarrollo humano.

Estamos en buen momento, para asegurar un futuro luminoso a esta y las próximas generaciones, asumiendo las tareas y responsabilidades que a cada uno nos corresponde, rompiendo con los sentimientos egoístas y mediocres, a fin de que a través de la vocación del bien, la práctica de la misericordia y el amor por el prójimo nos lancemos a la plena conquista del bienestar, la paz, la justicia social que todos los componentes de la sociedad dominicana anhelamos y necesitamos.




*El autor es Director General del Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (C R D), Abogado y Politólogo

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