La salida de Radhamés Segura

El presidente introdujo algunos cambios en la administración pública con motivo del primer año de su tercer mandato de gobierno. Más que cambios, se trató de movimientos de escasa trascendencia en términos de las políticas públicas. El más importante de todos fue la designación del empresario Celso Marranzini al frente de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE).

Como el presidente Fernández ha dado demostraciones de que no introduce muchos movimientos en su administración, hay que reconocer los anunciados el domingo como un esfuerzo mayúsculo del gobernante para tratar de restablecer la credibilidad en algunas áreas que habían sido seriamente afectadas por denuncias públicas y que eran blanco frecuente de las críticas de grupos empresariales sobre el manejo de las mismas.

Si Radhamés Segura, el destituido vicepresidente ejecutivo de la CDEEE, se siente inconforme con el cambio, antes de tomar una decisión precipitada, de carácter emotivo, debe pensar seriamente el compromiso y la lealtad que tuvo con él el presidente de la República, que lo mantuvo por más de ocho años al frente del sector eléctrico, sin resultados positivos, tolerando conductas sancionadas éticamente por la sociedad, para mantenerlo a él al frente de una entidad pública de estratégica posición en el desarrollo dominicano.

Como todo el mundo sabe que Segura es uno de los precandidatos presidenciales del PLD, él deberá asumir su relevo como una oportunidad para dedicarse plenamente a la actividad política, al margen de las funciones públicas, como corresponde, para tratar de alcanzar la candidatura del partido oficial.

Si Radhamés Segura rechaza la designación como asesor del Poder Ejecutivo en materia de energía, demuestra ser una persona emotivamente afectada, que pensaba en su permanencia en la posición a toda costa, independientemente del criterio del Ejecutivo, y pese a que aparentemente había agotado todas sus capacidades sin encontrar una salida viable y factible para el país. Por eso, los grupos empresariales, en un hecho histórico pocas veces visto, pidieron públicamente su salida del área oficial que maneja el sector eléctrico. El asunto está ahora en manos del sector privado.