La luna llena de junio, que se producirá hoy,
será especial al coincidir con un eclipse total de nuestro satélite, que
podrá apreciarse durante una hora y 40 minutos en todo el mundo salvo
en el centro y el norte de América.
El último eclipse total de esta duración tuvo lugar en 2000 y el próximo no ocurrirá hasta 2018.
Durante
ese periodo, el Sol, la Tierra y la Luna estarán alineados y los rayos
de sol no iluminarán la Luna, que se oscurecerá y cambiará de color,
mostrándose de un tono naranja o rojo, dependiendo del tiempo que haga.
A
diferencia de un eclipse de Sol, la Luna no se oscurecerá del todo
porque recibirá luz solar indirecta refractada desde la atmósfera de la
Tierra, según la NASA.
El eclipse comenzará a las 17.24 GMT y
terminará a las 23.00 GMT, pero podrá apreciarse en todo su esplendor
entre las 19.22 GMT y las 21.02 GMT, durante una hora y cuarenta
minutos, cuando se haga total al transitar la Luna por la parte más
oscura del cono de sombra que proyecta la Tierra.
La NASA
aprovechará la ocasión para recoger imágenes del fenómeno y datos con el
Orbitador de Reconocimiento Lunar (LRO) que desde junio de 2009 envía
información sobre nuestro satélite a la Tierra.
El Radiómetro
Lunar Diviner registrará la velocidad a la que se enfrían diez zonas
lunares distintas, con terrenos rocosos o cubiertos de fino polvo, según
informó la NASA en una nota.
"Como el atardecer y el amanecer
lunares duran mucho tiempo -un ciclo completo tiene más de 29 días-, la
superficie lunar se enfría y se calienta despacio, por lo que este
eclipse es una oportunidad especial para observar lo que ocurre si se
apaga el Sol relativamente rápido", señaló Noah Petro, uno de los
científicos del proyecto LRO.
"Es como sacar un pastel del horno y
meterlo en el congelador sin dejar que se enfríe antes. Queremos ver
cómo responde la superficie de la Luna a este abrupto cambio de
temperatura", añadió.
Mientras, aquí en la Tierra se podrá admirar
una Luna naranja o rojo intenso, que podrá apreciarse mejor si nos
alejamos de la ciudad y su contaminación lumínica.
A diferencia de
los eclipses de sol, los de luna no entrañan ningún riesgo para la
vista y no requieren por lo tanto para su observación a simple vista de
la utilización de ningún filtro.