Leer para creer

Una ciudadana ejemplar, maestra, esposa, madre de familia y directora del Colegio Babeque Secundaria, Rosalina Perdomo, dio a conocer ayer en su columna de este periódico una experiencia traumática y reveladora de lo que está ocurriendo con la sociedad dominicana. La historia puede ser leida en este link: Negociando con ladrones

Un ladrón de automóviles le robó su vehículo, obtuvo su número de teléfono, la llamó y le propuso hacer una negociación, un canje, como si se tratara del secuestro de una persona. Por la suma de 10 mil pesos, acordaron por la vía telefónica, le sería devuelto su vehículo. Luis, como dice ella se llamaba el delincuente, hizo un esfuerzo para presentarse como un ciudadano sin empleo, con esposa e hijos, que debía robar para mantener a su familia. Luego de este robo, le confesó, no robaría más.

El dinero debía ser depositado en una cuenta en una entidad bancaria. Ingenuamente, Rosalina Perdomo aceptó las condiciones, y fue presa de nuevo de un acto vil, mayor que el mismo robo del vehículo, robar la confianza de la educadora en la capacidad del ser humano para hacer el bien, por buscar lo correcto, para replantearse sus actuaciones.

Pero hay una lectura adicional de este suceso, que nos llama la atención. La falta de confianza de una ciudadana correcta, informada y con valores cívicos en las instituciones responsables de garantizar su seguridad y sus propiedades.

El Estado Dominicano está en el deber de reforzar la credibilidad de las instituciones públicas encargadas de la protección ciudadana, y también –por qué no- orientar a la ciudadanía sobre las diversas triquiñuelas que utilizan lo delincuentes para estafar a los ciudadanos honestos y hacer pillaje con lo ajeno. El caso relatado por Rosalina Perdomo es un ejemplo vivo de desprotección ciudadana y de actuación impune de los delincuentes.