SEMANA SANTA, Yaguate.- La
cerdita con cara de gente que nació en esta comunidad, no murió de
muerte natural, sino envenenada por uno de sus dueños, para evitar “una
matazón”, ya que todos señalaban a un vecino como el padre de la
criatura.
La envenenaron con tres pasitos, según
cuentan, en la misma leche que le suministraban en biberón, porque la
madre la rechazaba, es decir, se negaba a amantarla, tal como hizo con
sus otros siete hijos.
Así lo confiaron vecinos de Jiménez, a VIGILANTEINFORMATIVO.COM quienes pidieron reservas de sus nombres para evitar una desgracia en la comunidad.
“Esa marranita hay que matala, va a
trae una matanza a ete sitio, se parece mucho al pai y ya el se
degaritó cogió nagiaito pal monte por que la gente quieren volvelo
loco”, confesó el hombre en su jerga local.
La cerdita con cara humana, nació el
pasado miércoles de en un parto de ocho puerquitos, uno de los cuales
era ciego y otro “cinqueño”, cosa que también extrañó a los vecinos.
“Ahora dicen que el ojo que tenía era
igualiningo a él, eto e chiquito aquí to son familia, había que matala,
la mima familia del pai de la puerquita estaban engrengueñá”, siguió
narrando el hombre.
Recordó que en el primer parto una de
las criaturas nació con dos patas y hasta se paró, lo que provocó
espantos en la comunidad, por lo que optaron por eliminarla de
inmediato.
La versión corre de boca en boca y la
gente hasta se agacha para contarla evitando que algún extraño la
escuche y pueda señalar como la responsable de que se propague la
especie.
El lo cuenta así:“Y eso que en el
primer parto que se le cogió de la puerca nació una, no se si era macho
o hembra óigame con do pata...siii…, y camino...no epantamo y no
metimo mieo y la agarramo y la matamo seguida”.
De acuerdo a una vecina, más de tres
mil personas fueron a ver el fenómeno, que permitió que Valentín
Jiménez cobrara unos 1,600 pesos, fruto del peaje de 10 a 50 pesos
para ver a la marranita,
Por el supuesto parecido a un hombre de
la comunidad, al que muchos señalan que tenía relaciones sexuales con
el animal, los habitantes llamaron a la cedita mutante como
“Franchesca”.
Jiménez dice que ese hombre, cuyo
nombre nos reservamos, ya que la información podría ser fruto de la
imaginación o especulación de los vecinos, suele tener relaciones con
burras, chivas, yeguas u otros animales, pero casi nunca con mujeres.
El sería uno de los hombres, que, de
acuerdo con algunos estudios no muy recientes, integran el 16 por
ciento de los habitantes en zonas rurales de la región Sur que han
tenido por lo menos una relación de zoofilia en su vida.
De él se dice que se fue del pueblo “cargado de la vergüenza”.
Cuando preguntamos a una señora que
venía de la Cañada de Jondo Báez, sobre lo que dicen la gente del padre
de la criatura envenenada, abrió los brazos y aclamó “Imagínese que
esa puerquita la dejáramo viva. He que el mundo se eta acabando” y se
agachó sosteniendo con las dos manos su ancha falda.