Miguel Encarnación dejó un bebé de cinco meses.
Según el Instituto Nacional de Patología Forense (Inacif), este es el suicidio número 20 en lo que va de año, y el cuarto en la última semana. Para la familia Encarnación de la Rosa es el doloroso y desconcertante desenlace de lo que hasta ese día había sido "un joven que nunca hizo lo mal hecho y nunca faltó en la Policía", de acuerdo con el desconsolado padre.
Don Mauro cuenta que escuchó gritos en una habitación de la casa número 15 de la calle Primera del sector Los Mina Viejo. Eran los de Gloria Jiménez Ogando, la compañera de Miguel. Cuando entró al aposento encontró a la joven llorando en la cama y Miguel de pie junto al clóset. Le preguntó a ella si se sentía mal.
Acto seguido, sin mediar palabra, el joven asignado a la policía escolar salió de la habitación y se disparó en medio de la sala de la casa con su arma de reglamento. "Éramos muy unidos. Lo tenía como el santico de mi casa. Mi único varón. Lo crié para que nunca tuviera la necesidad de hacer lo mal hecho. Él me conversaba todo", dice el padre.
Mientras en Higüey se suicidó Carlos Magno Caridad Paulino, otro hombre que fue descubierto por su hija y dos amigos de la familia magullando a su esposa. Fue encontrado más tarde muerto en el asiento trasero de un Toyota Camry color blanco.
Opinión especialista
El psicólogo Luis Vergés, coordinador del Consejo Nacional de Drogas, señala que en los casos de violencia doméstica "el suicidio se da por el fenómeno de pensamiento de construir, en el que la violencia se torna reforzante en sí misma hasta que la persona no puede parar y se autodegrada, se autolesiona, sin llegar a matar o en otros casos pueden consumar el suicidio".
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