Prioridades para el 2010

El cierre del año 2009 no podía darse en peores condiciones: El país como testigo de la ineficacia oficial para controlar el crimen organizado, sobre todo el narcotráfico, con la niebla de la impunidad y el descaro criminal de bandas locales y extranjeras que han utilizado el territorio para convertirlo en un puente de la droga destinada a Estados Unidos y Europa.

Con el reconocimiento de las debilidades institucionales y con la voluntad política para enmendar los errores, el año 2010 nos depara múltiples desafíos, entre los que hay que destacar, sin ninguna duda, una sacudida oficial a los organismos de seguridad, que incluya su transformación, la inyección de recursos y una nueva mística que ponga en alto la calidad de los conductores de la nación, de los políticos en general, y los valores que resalta la Constitución que se proclamará el próximo 26 de enero, “Día de Juan Pablo Duarte”, el padre de la patria y de la dominicanidad.

Debe ocupar un lugar privilegiado, como lo evidencia la proclamación del 2010 como el “Año de la Recuperación Económica”, el impulso de los sectores productivos, en particular los generadores de riqueza y de recursos, con miras a aumentar las exportaciones, la generación de divisas y reducir el desempleo.

El Estado debe estimular sectores como el turismo, que ha sido un neto generador de riquezas; las zonas francas, que han demostrado ser una fuente de empleo, y las exportaciones de productos agropecuarios, aprovechando, en especial, los acuerdos de libre comercio vigentes con Estados Unidos y con la Unión Europea.

Ahora que contamos con un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y que habrá recursos para la inversión en obras de infraestructura y generación de empleos, será necesario que las inversiones se sustenten por sí mismas, que no caigan en el saco roto de la campaña y el clientelismo político.

Por supuesto, aunque implique llover sobre mojado, no debe olvidarse nunca la importancia que tiene la educación como un elemento de grandeza, de equidad, de reducción de la pobreza, y de contribuir a la convivencia social. Educación y políticas sociales coherentes que ayuden a reducir la pobreza y obtener equidad son elementos fundamentales de cualquier sociedad democrática.

Es mucho lo que tenemos que avanzar. El 2010 es una oportunidad, no sólo porque tendremos una nueva Constitución, ni porque tendremos elecciones de medio término, sino porque es el inicio de una nueva década, marcada por los Objetivos del Milenio.

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