SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Tras ocho años de lucha para
que le construyan una escuela y tras cientos de promesas sin cumplir, la
comunidad de Brisas del Este, en Santo Domingo Este, se prepara para
que sus niños y niñas reciban el pan de enseñanza en medio de una calle.
Si en una semana el Ministerio de Educación no instala las aulas
móviles en la escuela primaria Manolo Tavárez Justo, que fue derrumbada
en enero de este año pero no reconstruida, los moradores levantarán
carpas azules, sacarán butacas y sillas y convertirán la calle proyecto 2
de ese sector en la escuela que esperan hace años los 700 estudiantes
de esa comunidad.
Rosendo Mejía es uno de los comunitarios que hace 20 días se encadenó
a los barrotes del Ministerio de Educación junto a padres, madres y
estudiantes que reclamaban una escuela para su sector.
Desde 2007, Mejía ha estado yendo a esa institución en comisión todos
los martes y jueves, y ha conocido a tres ministros: Alejandrina
Germán, Melanio Pared Pérez y Josefina Pimentel. Y ha enviado 350
comunicaciones, de las cuales tiene copia. Pero nada ha servido.
Pimentel les prometió aulas móviles para que los centenares de
estudiantes no pierdan el año escolar. Faltan apenas dos semanas y el
sueño de una escuela digna no se materializa, mucho menos las aulas
móviles que deben acoger de manera provisional al futuro de Brisas del
Este.
“Esos 8 años han sido grandes luchas en nuestra comunidad y lo peor
es que estábamos tratando de llegar a esta situación, a este
estrangulamiento en que estamos ahora, en la cual Educación mandó a
tumbar nuestra escuela y ahora hay mucha dificultad para iniciarla.
Estamos a quince días del inicio del año escolar 2011-2012 y aún no
sabemos qué va a suceder”, dice Mejía.
Y agrega: “Esta situación es por negligencia de los tres ministros
que le he mencionado anteriormente. Ya nos quitaron la casa que habíamos
alquilado para tenerla como escuela, y no existe un local, en todos los
alrededores que reúna las condiciones para utilizarlo como plantel”.
Desde enero pasado, los centenares de niños, niñas y adolescentes
habían estado recibiendo clases en una vivienda alquilada, cuyo espacio y
condiciones de iluminación y ventilación resultan inadecuados para el
aprendizaje.
Dos maestras, a causa de la poca luz de la casa-escuela, terminaron
el año escolar con problemas de la vista. A pesar de esto, como todos en
la comunidad, tienen la disposición de que los niños, niñas y
adolescentes no pierdan clases.
Ellas, con sus centenares de alumnos y alumnas, colgarán una pizarra
de un árbol a la orilla de una calle sin asfalto y para inaugurar el
nuevo año escolar cantarán, bajo carpas azules, el Himno Nacional.
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