Lo que sí esta fuera de discusión es la solemnidad y supremacía de la Constitución, agredida en ese acto
Actos
como el mitin promoviendo la reelección del presidente Leonel
Fernández, son de triste recordación. Invocando una violación a la
Constitución, traza pautas para que cualquier organización haga lo mismo
en varios aspectos, incluyendo el cuestionamiento y repudio a la
legalidad y legitimidad de los funcionarios electos, sin excepción.
Es sorprendente que la actividad haya sido impulsada por legisladores del PLD y el Partido Reformista, muchos de ellos integrantes de la Asamblea Nacional Revisora encargada de elaborar y aprobar la nueva Constitución de Republica, en vigencia desde el 26 de enero del 2010.
La asistencia del Presidente de la República, como figura aclamada, es una abierta provocación al desorden institucional, comoquiera que se vea.
Algunos promotores justifican el evento con el pretexto de que se trata de un acto de reafirmación, en el que “dos millones de dominicanos” expresaron su respaldo al Presidente. Estilo trujillista, atrasado, en el que será muy difícil demostrar la autenticidad y libre voluntad de los firmantes. Emula el desfile de centenares de miles de dominicanos, cada un con un peso en su mano derecha, febrero de 1960, para besarle la mano al Jefe, sentado en una tribuna levantada pomposamente en la Feria de la Paz.
Estamos, ahora, ante un ensayo de referendo, para reforma del artículo 124, para facilitar la repostulación de Fernández. Aún cuando la propia Carta Maga advertir que no podrá ser reformada por “aclamaciones populares” [ver artículo 267].
Que sepamos, nadie ni nada atenta, por el momento, contra la figura del jefe del Estado. La estabilidad política de la nación nunca ha estado más resguardada, como ahora. Entonces, ¿para qué reafirmar algo fuera de duda y peligro?
Lo que sí esta fuera de discusión es la solemnidad y supremacía de la Constitución, agredida en ese acto y ya reciente por los diputados al aprobar una ley orgánica con menos de las dos terceras partes de la cámara baja. Ojala que el Presidente no acate esta sanción irregular.
El artículo 272, sobre el referendo aprobatorio, aplica sólo “cuando la reforma verse sobre derechos, garantías fundamentales y deberes, el ordenamiento territorial y municipal, el régimen de nacionalidad, ciudadanía y extranjería, el régimen de la moneda, y sobre los procedimientos de reforma instituidos en esta Constitución […]”.
¿Por dónde le quieren meter el agua al coco? ¿O es que existe alguna fórmula de de seguir de manera tan atropellarte e insensible sin que la figura política del presidente Fernández no salga dañada en las elecciones generales del 2012 y el 2016? No digamos lo que podrá ocurrir con el orden constitucional y jurídico.
Es sorprendente que la actividad haya sido impulsada por legisladores del PLD y el Partido Reformista, muchos de ellos integrantes de la Asamblea Nacional Revisora encargada de elaborar y aprobar la nueva Constitución de Republica, en vigencia desde el 26 de enero del 2010.
La asistencia del Presidente de la República, como figura aclamada, es una abierta provocación al desorden institucional, comoquiera que se vea.
Algunos promotores justifican el evento con el pretexto de que se trata de un acto de reafirmación, en el que “dos millones de dominicanos” expresaron su respaldo al Presidente. Estilo trujillista, atrasado, en el que será muy difícil demostrar la autenticidad y libre voluntad de los firmantes. Emula el desfile de centenares de miles de dominicanos, cada un con un peso en su mano derecha, febrero de 1960, para besarle la mano al Jefe, sentado en una tribuna levantada pomposamente en la Feria de la Paz.
Estamos, ahora, ante un ensayo de referendo, para reforma del artículo 124, para facilitar la repostulación de Fernández. Aún cuando la propia Carta Maga advertir que no podrá ser reformada por “aclamaciones populares” [ver artículo 267].
Que sepamos, nadie ni nada atenta, por el momento, contra la figura del jefe del Estado. La estabilidad política de la nación nunca ha estado más resguardada, como ahora. Entonces, ¿para qué reafirmar algo fuera de duda y peligro?
Lo que sí esta fuera de discusión es la solemnidad y supremacía de la Constitución, agredida en ese acto y ya reciente por los diputados al aprobar una ley orgánica con menos de las dos terceras partes de la cámara baja. Ojala que el Presidente no acate esta sanción irregular.
El artículo 272, sobre el referendo aprobatorio, aplica sólo “cuando la reforma verse sobre derechos, garantías fundamentales y deberes, el ordenamiento territorial y municipal, el régimen de nacionalidad, ciudadanía y extranjería, el régimen de la moneda, y sobre los procedimientos de reforma instituidos en esta Constitución […]”.
¿Por dónde le quieren meter el agua al coco? ¿O es que existe alguna fórmula de de seguir de manera tan atropellarte e insensible sin que la figura política del presidente Fernández no salga dañada en las elecciones generales del 2012 y el 2016? No digamos lo que podrá ocurrir con el orden constitucional y jurídico.
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