
El país sacó en 6 años de los penales tradicionales al 16% de su población carcelaria y lo integró a Centros de Corrección y Rehabilitación (CCR), conocidos como el “Nuevo Modelo Penitenciario”. El 87% sufre aún la vieja realidad.
Veinte mil 539 personas están privadas de su libertad y de ellas hay tres mil 306 en el nuevo modelo, para un 16%, según datos de la Procuraduría General de la República.
Los otros 17 mil 233, el 84%, permanecen en los centros hacinados, donde quienes tienen dinero compran espacios y el resto se apiña y se pelea por el control de la estrechez.
Se introducen drogas y armas de fuego y hasta se coordinan y ejecutan acciones de sicariato.
¿En cuánto tiempo quedará transformado todo el sistema? En unos cuatro años y medio, asegura el director de los CCR, Roberto Santana, pese a que se ha llevado seis años reformar menos de una quinta parte.
Las dos realidades que coexisten en el sistema penitenciario dominicano muestran extremos que comienzan por la custodia y el orden.
En el nuevo modelo, la responsabilidad no recae sobre guardias ni policías, sino sobre los VTP (Agentes de Vigilancia y Tratamiento), entrenados de manera específica para esa tarea y que se desplazan sin armas de fuego entre celdas y pasillos.
Solo van armados en las puertas principales y durante el traslado de reos a hospitales y tribunales. Junto al personal de apoyo suman mil 255.
Los 13 centros adecuados o construidos para esta modalidad están poblados en la magnitud que sus plantas físicas lo admiten y las condiciones alimenticias y sanitarias permiten cumplir con la privación de libertad sin caer en la calamidad.
En esos centros, los internos reciben programas educativos y se integran a diversas actividades productivas, entre ellas, agrícola e industrial, con 0% de analfabetismo, aseguró Santana.
En otro orden, en los CCR hay 1,709 personas con casos judiciales en proceso, para 51.7%, frente a 1,597 bajo condena, para 48.3%. En las viejas cárceles, 11 mil 553 son preventivos, 67%, y condenados 5,680, 33%.
En el Modelo de Gestión Penitenciaria, “los preventivos están separados de los condenados, también están segregados y clasificados por grupos de edad, jóvenes, adultos, adultos mayores; por tipo de delito, y por conducta”, aseguró Santana.
Pero para entrar a este sistema no importa ninguno de estos criterios, aclara, “simplemente y en general ingresan quienes tienen su proceso en el distrito judicial donde está el CCR”.
Cosa de hombres en un 97%
La frase “la cárcel es para los hombres” parece encontrar asidero en la distribución de género en los centros penitenciarios del país, que tienen 19,981 hombres y 558 mujeres, para una proporcionalidad de 97.3% a 2.7%.
La brecha se acentúa más en las penitenciarías del viejo sistema, en las que solo hay 129 hembras (0.7%) y 17,104 varones (99.3%).
El nuevo modelo tiene una población 13% femenina, con 429, y 87% masculina, con 2,877.
Con anterioridad, las áreas femeninas de los centros penintenciarios Najayo y Rafey protestaron porque las autoridades no les garantizaban las visitas conyugales, como ocurre con los hombres.
A mediados de año, Najayo Mujeres habilitó un espacio con seis habitaciones sencillas para estos fines, según reseñas de prensa.
Funcionando y en proyecto
Al nuevo modelo pertenecen Najayo-Mujeres, San Cristóbal; Haras Nacionales, Santo Domingo; San Felipe, Puerto Plata; el femenino de Baní, San Pedro de Macorís, Elías Piña, Dajabón, Mao y Monte Plata.
Ya anunciaron la inauguración de la cárcel de Higüey, donde en 2005 murieron 133 reclusos calcinados, y ha tardado cinco años construir una nueva. También están en proyecto las de La Vega y La Romana.
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