El fin de semana fueron cometidos dos atropellos contra derechos civiles fundamentales consagrados en la Constitución en las leyes adjetivas de la República Dominicana.
Nos referimos en primer lugar al tiroteo y a la persecución, con fines agresivos, que efectuaron espalderos al servicio de la Lotería Nacional y al gubernamental Partido de la Liberación Dominicana contra un equipo de periodistas del programa de televisión El Informe, de la periodista Alicia Ortega, que se transmite por Antena Latina, canal 7. Ese hecho ocurrió en La Romana.
El otro caso se escenificó este domingo en la calle Eugenio de Marchena, en el ensanche La Esperilla, del Distrito Nacional, cuando en horas de la mañana fue arbitrariamente detenida una marcha pacífica de ciudadanos y ciudadanas, encabezados por candidato a diputado Pedro Catrain, que protestaban contra la corrupción, el narcotráfico y la impunidad.
En el primer caso, gracias a que el equipo de periodistas pudo escapar a tiempo, no ocurrió una desgracia, pues los pistoleros demostraron que estaban dispuestos a cualquier cosa con tal de evitar que las pruebas del delito que cometían se hicieran públicas. Ese incidente debe ser debidamente investigado para castigar judicialmente a quienes resulten culpables.
En el segundo, está muy claro que a nadie se le puede impedir el libre tránsito por una calle de la ciudad, siempre y cuando no altere el orden ni atente contra el derecho otro ciudadano.
Los participantes en esa actividad no incurrieron en ninguna de las faltas señaladas, sino que ejercieron un derecho que les asiste y no había ninguna razón para la arbitrariedad de la cual fueron víctimas.
El hecho de que quisieran pasar o colocarse frente al edificio de la Fundación Global, Democracia y Desarrollo (FUNGLODE), del presidente Leonel Fernández, no los incriminaba, y vale recordar que esa institución auspicia el libre debate de las ideas.
En ambos casos, quienes impartieron las órdenes y quienes las ejecutaron, además de atropellar derechos fundamentales en cualquier país que se precie de democrático y organizado, cometieron una torpeza políticamente muy costosa.
La interrupción forzosa de la marcha del Doctor Catrain, antes que dañar su bien ganada reputación como intelectual y jurista, ha generado un repudio contra quienes la propiciaron que, probablemente, le sume al candidato muchas simpatías y hasta votos.
Y la agresión a tiros contra el equipo de El Informe, además de levantar voces de condena contra el litoral político al que responden sus autores, ha generado un gran interés por mirar el reportaje del programa de la periodista investigadora Alicia Ortega.
Ambos atropellos se revertirán en contra de quienes los cometieron como una campaña negativa.
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