El transfuguismo y el factor Serulle

l cambiar de casaca con la intención convertirse en síndico de Santiago, Gilberto Serulle incurre en el penoso acto de convertirse en un tránsfuga más, en otra expresión del grado de degeneración en que discurre el sistema político dominicano. La obstinación y cortedad de mira exhibida por Leonel Fernández, en este caso, junto a la falta de valor y coherencia de la mayoría del Comité Político del PLD, produjeron este lastimoso hecho que complica el tema electoral de ese partido en la referida ciudad.

El presidente Fernández persistió en imponer una concepción de alianza con lo poco queda del Partido Reformista, a pesar de que la dirección provincial del PLD fue reiterativa, coherente y hasta cierto punto valiente en su pública oposición a que JE Sued se reeligiese como síndico de esa ciudad, al acusarlo de gerenciar de manera deficiente la principal ciudad de la región más importante económica, poblacional y territorialmente del país, además de que este ha incurrido en diversos y graves hechos de corrupción.

De su parte, la mayoría del CP que coincidía con la dirección provincial del partido, como siempre, escondió sus dientes, siendo incapaz de sacarlos para impedir la solución impuesta por el presidente del partido, la cual a la postre se ha evidenciado fuera de toda lógica y abiertamente arbitraria, pues con ella le imponía una posición a su comité político y a la dirección provincial del partido, que tampoco enseño sus dientes cuando se le impuso la arbitraria cuanto inviable solución al conflicto.

Los sectores en pugna y de manera particular el presidente, sobrevaloraron la tenencia de ese partido a zanjar sus diferencias sin rupturas significativas, soslayaron la profundidad del descontento de vastos sectores empresariales y sociales de la sociedad civil organizada de Santiago con la gestión de Sued. Ahora, ante un escenario político impensable, de difícil manejo y con serias posibilidades de que pierdan esa importante plaza, solo les ocurre expulsar a Serulle, por haber cometido la misma falta de Calderón, a quien, sin embargo, lo llevan como candidato a senador por Azua.

Pero no sólo el PLD lo tiene complicado en esa plaza, también lo tienen el PRD y lo queda del partido reformista. En efecto, la victoria o derrota de Serulle no elimina las tensiones entre los principales dirigentes perredeistas, cualquiera que sea el resultado no recose un partido sin cohesión interna y con significativos brotes de descontento y subjetividad, podrían ganar el sindico que llevan como candidato en su boleta, pero en fin de cuentas, este no será de ellos sino de él mismo, si tiene logros serán de él y no del partido, si pierde Sued irremisiblemente desaparecen los remantes del reformismo en esa ciudad.

En el caso de Serulle, como dije anteriormente, gane o pierda, es y será un transfuga para siempre y la vida política de un tránsfuga no trasciende la coyuntura en la cual se convierte en tal. A pesar de eso, no hay dudas de que su acción hace más compleja la situación de todas las fuerzas que accionan en la Provincia. Debilita la tendencia a la cual pertenecía y hasta se podría decir que su acción podría debilitar la cultura del monolitismo de la dirección del PLD (que a la postre le conviene) y le recuerda a muchos de sus altos dirigentes que en política quien no enseña los dientes y muerde cuanto tiene que morder pierde el respeto tanto al interior de su organización o institución como fuera de estas.

La derrota de Serulle sería un triunfo para Leonel, de igual modo, la victoria de aquel seria una derrota para este. La acción de Serulle le plantea a Santiago el lastimoso dilema de escoger entre un candidato a síndico calificado de corrupto por la mayoría de la dirección política del partido que lo presenta y otro que acaba de convertirse en transfuga.

Otra paradoja, que evidencia el grado degeneración de la práctica política de un sector de la clase política dominicana, la cual se ha situado en un puesto de primer orden entre las más corruptas del mundo y se ha convertido en la más seria amenaza de nuestra identidad nacional. Y no otra.