El Fondo Monetario Internacional aprobó este lunes el acuerdo Stand By con la República Dominicana, por un período de 28 meses. Ese acuerdo le llenará las arcas de dólares al Gobierno y permitirá inversiones para reactivar la economía.
Se trata de un acuerdo en el que se comprueba la flexibilización de las condiciones que antes imponía el FMI a los países a los que daba socorro. Ya no se trata de un acuerdo para equilibrar balanzas de pagos, sino de estímulo de la economía, para inversiones públicas.
La decisión ni siquiera fue del FMI, sino de los países que lo financian, el G20, que le aportó 750 mil millones de dólares el año pasado, para estimular la economía mundial. De inmediato el país tendrá derecho a girar por 1,095 millones de dólares, que se convertirían en 1,700 millones según estipula el mismo documento aprobado por el directorio del organismo financiero.
La oportunidad no podía ser mejorar para el Gobierno. Estos fondos le facilitarán las cosas, tomando en cuenta que es un financiamiento directo al gobierno para inversión pública. Eso en cualquier circunstancia es positivo y se convierte en una oportunidad para las autoridades cumplir promesas de campaña. El asunto es que coinciden el acuerdo y los desembolsos con el período electoral de medio término.
Este acuerdo le dará una ventaja amplia al gobierno, a su partido y a los candidatos que empuje el doctor Leonel Fernández. La comisión económica del PRD ha pedido que se designe una comisión de vigilancia del uso de estos fondos. Nunca antes había ocurrido algo así y es casi seguro que el Gobierno dirá que tiene los mecanismos de transparencia para garantizar que esos fondos se invertirán correctamente, como está acordado con el FMI.
Por lo menos una aspiración, decimos nosotros, tiene la sociedad dominicana con este acuerdo con el FMI: que los fondos sirvan para mejorar las condiciones de vida de la población, para terminar y levantar obras de infraestructura reproductivas, que con el paso del tiempo se paguen ellas mismas, por el beneficio que aportan, y para que ayuden a los sectores menos desfavorecidos y a los más productivos.
Esa es una aspiración, y otra podría ser, para acoger la sugerencia del PRD, que esos fondos no se queden en las carteras de los funcionarios y constructores, que las obras se liciten y se levanten a los mejores precios posibles.
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