¡Asesinos!, ¡Asesinos!, Gritaba una multitud indignada a las puertas
de la Empresa Distribuidora de Electricidad del Este (EDEESTE), en
Megacentro, donde momentos antes un guardián de seguridad había matado
a un cliente de un certero balazo en el estómago y atravesado un a
mano, también de un balazo, a un otro cliente, de 70 años, que intentó
evitar que se produjera el disparo.
Al lugar ya habían llegado oficiales del Departamento de Homicidios
de la Policía, que tendió un perímetro para marcar la escena del crimen.
Junto a las puertas de vidrio que da acceso a las oficinas, un
charco de sangre, brotado del estómago de Roberto Casalinovo Frías, de
32 años, el cliente que llegó a las oficinas de Edeeste indignado por
la alta facturación.
Ese charco de sangre, a la vista de todos, indignaba aún más a una
multitud de clientes y curiosos que estaban frente a las oficinas de
Edeeste.
En los rostros de los que allí estaban no había temor, sino indignación.
-"Lo mataron, esos asesinos", dijo uno.
Mientras la multitud coreaba "¡Asesinos! "¡Asesinos!".
-"Parece que ya uno no podrá reclamar ante estos abusadores", dijo
una mujer indignada que tenía en sus manos una factura del servicio de
electricidad.
El incidente sangriento y mortal conmocionó hoy este centro
comercial, donde hay, además, un local de la Universidad O&M.
Muchos de sus estudiantes abanadonaron las clases para ir a enterarse
de lo ocurrido.
El rumor del incidente corrió rápidamente por la plaza, que vio afectada su tranquilidad.
Era evidente que la irritación aumentaba.
Ante esa situación, funcionarios de la Edeeste corrieron a tapar con una lona el logo de la empresa y el charco de sangre.
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