Kiara Selena, Kira Selena, Keila Selena, Ciara Selena y Luis Manuel, los quintillos nacidos hace tres años en la Maternidad Nuestra Señora de La Altagracia, son todos niños sanos, han tenido un desarrollo normal, son infantes alegres y se preparan para ir a la escuela.
Cada uno de los pequeños, nacidos el 25 de mayo del 2007, ha desarrollado su propia personalidad, pero cuando uno hace o toma una cosa, todos los lo hacen o la quieren a la vez, por lo que mantienen hecha un nudo la vida de su madre, Magdalena Rodríguez, quien desde que tienen ocho meses de edad ha tenido que arreglár selas sola para atenderlos.
La enfermera asignada por el Ministerio de Salud Pública sólo permaneció por ocho meses; el aporte de la leche que le hacía la empresa Tropigas concluyó cuando cumplieron un año, y únicamente la empresa Huggies continúa supliéndoles los pañales desechables. Hoy la mayor preocupación de la madre es la educación, pues dice que solicitó una beca en el sector público, pero no fue posible lograrla, por lo que se vio precisarla a inscribirlos en un colegio cercano, para poder llevaros a pie, porque no tiene vehículo.
En ese centro pagará 7,000 pesos mensuales, pero le preocupa el hecho de que, a apenas horas de iniciar el año escolar, los niños no tienen ni siquiera un cuaderno para escribir. “No he podido comprarle nada, por lo que pido la ayuda de las autoridades para que mis hijos empiecen a recibir la educación escolar”, señala Magdalena, entrevista en su casa del sector Villa Francisca.
Nuevo retoño
Magdalena, quien tiene ahora a Kaira Selena, un nuevo retoño de apenas seis meses de nacida, tuvo que dejar de trabajar debido el nacimiento de los quintillizos, por lo que el sustento del hogar depende del esposo, quien se dedica al comercio.
Termina la mañana agotada de recoger, de bajar los cinco niños de los muebles, de la mesa y de cualquier otro lugar donde cuando uno sube, lo hacen todos, por lo que en las tardes acude con sus seis hijos a casa de su madre donde encuentra un desahogo. Viven en una casa espaciosa que le fue remodelada con ayuda del Ministerio de Salud Pública, cuando nacieron los menores. A pesar de que ya comen de todo, cada mes los niños consumen seis latas “Jumbo” de leche.
“Es una vida tormentosa, es bien difícil sacar adelante cinco niños a un mismo tiempo, por eso de tarde me voy donde mi mamá para que me ayuden a cuidarlos.
Cuando le hago una cosa a uno, tengo que hacérsela a todos porque gritan y siempre tengo todo recogido en la casa, como el que se va a mudar”, dice la madre, mientras recoge papeles tirados al piso por una de las niñas.
BUENA RELACIÓN Y ATENCIÓN MÉDICA
Dice que ya consumen menos pañales desechables porque les ha enseñado a decir “pipí”. Son muy cariñosos entre sí, ellas se dicen Yaya, y al barón ellas le llaman Papacho.
DOCTORA
La doctora Fiordaliza Castillo, pediatra de la Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia, y quien le da seguimiento a los quintillizos, recordó que los niños pesaron al nacer entre una libra y 14 onzas y tres libras, pero han tenido un crecimiento y desarrollo normal.
Señaló que una vez salieron de los cuidados neonatales donde permanecieron por varios días en la Maternidad, han gozado de una buena salud.
Dice que hablaron y caminaron en el tiempo previsto, y que llevan un aprendizaje normal.
Los quintillizos son fruto de un embarazo de seis, pero uno falleció en el vientre de la madre, lo que indujo a los médicos que le atendían en la Maternidad a apresurar el procedimiento de cesárea.
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